
Estoy rodeado de personas que se empeñan en seguir un orden, una línea recta y sin desviaciones que les lleve hasta el final.
Todos los días tenemos que comer a una hora determinada, un número determinado de platos, con un número determinado de personas. Tenemos que dormir a una hora, levantarnos a otra, hacer los deberes, coger un taxi para no llegar tarde, atender a una explicación de 3 horas en la facultad.
Yo me pregunto: "¿Qué pasa si rompemos ese orden?"
¿Qué pasaría si le hiciera caso a uno solo de los constantes impulsos que me pasan por la cabeza en todo momento?
Seguramente dirían que soy un loco.
No puedo evitarlo, pero la verdad es que muchas veces estoy sentado en la mesa, comiendo con mi familia y pienso: "¿Qué pasaría si me levantara de la mesa y estampara un plato contra la pared?"
Nada bueno.
¿Qué pasaría si me levantara y le gritara a mi profesor de "Psicología Social" que es un imbécil y que no tiene ni puta idea de nada?
Nada bueno.
Mucha de la gente que me rodea me recuerda a una escena de la película "Bichos". La escena en la que a una hormiga le cae la hoja de un árbol justo en la mitad del camino que tiene que hacer para llevar el alimento al hormiguero.
Pudiendo rodear la hoja sin ningún tipo de problema, la hormiga afectada se pone a gritar y a temblar hasta que una hormiga especialista llega para ayudarle a rodear la hoja.
Pudiendo rodear la hoja sin ningún tipo de problema, la hormiga afectada se pone a gritar y a temblar hasta que una hormiga especialista llega para ayudarle a rodear la hoja.
A mi parecer hay personas fuertemente arraigadas a un camino. Y el hecho de acostarse 10 minutos más tarde es para ellas un lujo innecesario que no se pueden permitir.
Hablan de orden, de disciplina, de ciencia, de salud... Siempre hay alguien que me está diciendo: "Hacer eso es poco saludable..."
¿Quién te ha dicho que hago las cosas porque sean saludables? De algo tengo que morirme, gilipollas.
¿Quién te ha dicho que hago las cosas porque sean saludables? De algo tengo que morirme, gilipollas.
Estoy rodeado de hormigas... Supongo que yo soy otra.
Antonio Pérez
Muy Nietzscheano, te congratulo.
ResponderEliminar