Así, cuando tu pareja te diga un domingo que hay que ir a la casa de sus padres a comer (por ejemplo) puedes coger el libro y decir:
"Cariño, regla número 78, el domingo no se va a casa de tus padres a no ser que uno de ellos esté agonizando o que hagan el solomillo a la pimienta ese que tanto me gusta"
Todo esto viene a que hay cosas que sobrepasan mi lógica, la verdad.
Por ejemplo, a la hora de conocer a una persona, desde mi punto de vista, solo hay lo que puedes percibir. Es decir, conoces a una persona y no te la imaginas con el pelo rubio, los ojos verdes y la cartera llena de billetes si es calva, tuerta y no tiene un duro.
Pues yo creo que hay personas que confunden el hecho de buscar pareja con el de comprar una casa:
"La verdad es que con unos arreglitos por allí, le afeitamos la perilla por allá, le teñimos el pelo de este color y le cambiamos la forma de vestir... Hacemos que quiera estudiar derecho y ya tenemos al hombre de nuestra vida."
Ya me dirán la diferencia que hay entre eso y :
"Aquí lo que hay que hacer es reformar la cocina, poner este papel de pared y estos muebles, ampliar el cuarto de baño y ya tenemos la casa de nuestra vida."

Antonio Pérez
Sí que es verdad que lo primero que nos entra por los ojos es el físico (pues es lo primero que vemos) y que muchas veces condicionará lo que pasará a continuación. Siguiendo tu ejemplo de la casa: la compraríamos o no.
ResponderEliminarPero también es verdad que lo que termina por encantarnos es lo que descubrimos dentro y cómo nos sentimos con esa persona. Si congeniais, si te hace reir, si te gusta estar con él/ella... Puede que la casa no sea muy grande o la más moderna, pero puede ser acogedora y tener mucha luz.
Una entrada muy interesante, de esas que estás leyendo, te atrapan y no quieres que termine. Como todas las demás que escribes.
Muchas gracias Elena, de verdad! La verdad es que es un ejemplo llevado un poco al extremo de la superficialidad. Pero áún así es algo que en parte he vivido.
ResponderEliminarA ver si lo hablamos! ;)