viernes, 21 de septiembre de 2012

Mujeres

Últimamente no puedo pegar ojo hasta las 5 de la madrugada. Lo curioso es que tampoco me levanto más tarde de las 11. Llevo así un par de semanas y se nota sobre todo en las ojeras que tengo. Estoy perdiendo peso otra vez, y entre eso y las ojeras me da la sensación de que estoy un poco enfermo.

Llevo dos semanas esperando a que empiece el curso y no tengo nada que hacer por las tardes. 
A mediados de septiembre terminé los exámenes y entonces empezaron mis vacaciones. Sin presiones; solo. 
El primer fin de semana me quedé solo en mi piso y estuve viendo películas y bebiendo toda la noche, hasta el amanecer. 

Sentirse deprimido es algo que no está tan mal a veces. Hay etapas de euforia y hay etapas en las que simplemente te apetece estar solo y deprimido. A fin de cuentas nacemos solos y morimos solos. Este comportamiento es más bien, en mi caso, un proceso de aceptación de estas condiciones.

El martes siguiente decidí darme un paseo por el centro. Esperaba que me pasara algo interesante sobre lo que poder escribir, pero no pasó nada. Pensé que necesitaba algo para leer y terminé comprándome un libro de Bukowski: "Mujeres".
Cuando pagué el libro estuve un rato esperando y mirando a la chica de la caja. Fue un momento incómodo porque no metió el libro en ninguna bolsa y yo esperaba que lo hiciera. Le pregunté si estaba todo listo y me dijo que sí. Hice el camino de vuelta a casa con el libro en la mano y pensé que no era justo. 

Desde el martes lo único que hago por las noches es leer y leer. 

Anoche me paré en un párrafo del libro. Lo leí varias veces y terminé poniendo una marca en esa página.


"Mindy se apretó contra mí y me besó. Fue un largo beso. Se me empalmó la polla.
Últimamente había estado tomando mucha vitamina E. Yo tenía mis propias ideas sobre el sexo.
Estaba constantemente cachondo y me masturbaba continuamente. Le hacía el amor a
Lydia y luego por la mañana volvía a mi casa y me masturbaba. El pensamiento del sexo como
algo prohibido me excitaba más allá de toda razón. Era como un animal aplastando a otro hasta
la sumisión. 
Cuando me corría  sentía como si fuera en la cara de todo lo decente, blanca esperma resbalando
por las cabezas y almas de mis padres muertos. Si hubiera nacido mujer seguro que hubiera sido
una prostituta. Como había nacido hombre, anhelaba constantemente mujeres, cuanto más guarras 
mejor. Y sin embargo las mujeres, las buenas mujeres, me daban miedo porque a veces querían tu
alma, y lo poco que quedaba de la mía, quería conservarla para mí.
Básicamente deseaba prostitutas, porque eran duras, sin esperanzas, y no pedían nada personal.
Nada se perdía cuando ellas se iban. Pero al mismo tiempo soñaba con una mujer buena y 
cariñosa, a pesar de lo que me pudiera costar. De cualquier manera estaba perdido.
Un hombre fuerte pasaría de ambos tipos. Yo no era fuerte, así que continuaba bregando
con las mujeres, con la idea de mujeres."