viernes, 24 de agosto de 2012

"Hay una hormiga en mi plato"


Hoy es un día especial. Hace meses que no voy con una chica a cenar a un restaurante.

Odio este tipo de citas. No me gusta comer delante de alguien porque no me considero un tipo educado. Como rapidísimo y odio que pidan platos para compartir. En las comidas siempre hay un gilipollas que dice que se pida algo para compartir…
“¿Qué le hace pensar a ese capullo que yo quiero compartir mi comida? Me comería cualquier cosa ahora mismo.”

Pero bueno, aunque no me guste demasiado la idea de ir a cenar con ella, la verdad es que es bastante tonta y así tiene la boca ocupada con lo que sea que vaya a pedir.  

La cuestión es que son ya las diez y media de la noche. Llevo esperando más de media hora a que llegue esta chica y no aparece. También es cierto que sería una buena opción que me dejara plantado. Me iría a mi casa, calentaría un tupperware con albóndigas que me sobraron del almuerzo y me abriría un litro de cerveza para bebérmelo mientras veo una película.

Llevo mucho tiempo con ganas de ver “Wall-E”. La verdad es que podría ver esa peli, me han dicho que está muy bien… Joder, cualquiera que me viera solo en mi casa bebiendo cerveza y viendo “Wall-E” un sábado por la noche pensaría que soy un cretino y que el suicidio es el siguiente paso.

Bueno, dejo de pensar en estas mierdas porque esta tía se acerca por ahí. Mierda, ¿por qué ha tenido que aparecer? ¿Terminaremos a tiempo para que pueda ponerme “Wall-E”?

-          ¡Hola! ¿Llevas mucho tiempo esperando?
-          No, no te preocupes. Yo acabo de llegar en realidad…

¿Por qué siempre preguntan si llevo mucho tiempo esperando? Es obvio que sí. Quedamos hace 40 minutos y estoy aquí como un capullo esperándote, pero siempre soy educado y respondo que no. No le voy a dar esa satisfacción. Que le jodan.

-          ¿Pasamos adentro?
-          Sí, sí. Aquí hace un poco de frío en realidad…

He dicho dos veces “en realidad”. ¿Qué coño me pasa? Putas coletillas. Al carajo.

Ahora que me fijo, este sitio parece un poco cutre… Odio que los restaurantes tengan televisiones, aunque estén apagadas; es una manía. Cuando estaba en el instituto, tuve que comer todos los lunes y miércoles a lo largo de un año en un bar y siempre tenía problemas con los televisores. La gente solía subirle el volumen para enterarse bien de lo que decían en el programa de mierda que estuvieran viendo y era realmente imposible tener una conversación con mi hermano, que era el que me acompañaba normalmente.

Le contaré la anécdota a ella y ya tengo tema de conversación por un rato.

                                                                          …

-          Pues eso, la verdad es que el simple hecho de ver una televisión en un restaurante me pone enfermo.
-          Ah…

Esta tía no muestra interés por nada. ¿Qué le ha pasado a su cerebro? Tampoco es tan mala la historia, a mí me haría gracia.

Lo que faltaba, hay una hormiga en mi plato.

-          Hay una hormiga en mi plato.
-          ¿En serio? ¿A ver?
-          Sí, sí. Mira.
-          Eso no es una hormiga, ¿no?
-          A mí me parece una hormiga, ¿eh? No sé, ¿le digo algo al camarero?
-          Coméntaselo.
-          Ya pensaba decirle algo por el vaso de todas maneras, la verdad es que está sucio.

A ver si pasa un camarero de una vez, hace un buen rato que no veo ninguno... Ahí está.

-          Perdone, ¿puede venir?
-          Dígame.
-          Hay una hormiga en mi plato. ¿Le importaría traerme uno nuevo?
-          ¿A ver?
-          Mire, mire.
-          No sé qué decirle, aquí se han podido quejar de alguna mosca en alguna ocasión. Pero una hormiga…
-          ¿No la ve?
-          Bueno, le cambiamos el plato.

Hijo de puta. Me ha discutido lo de la hormiga delante de ella. ¿Qué me está contando de que es la primera vez? ¿Y a mí qué coño me importa?

-          Todo te tiene que pasar a ti, ¿no? 
-          Será cosa del karma o alguna mierda de esas…
-          Será, será…
-          Creo que paso del postre, seguro que me toca la cucaracha y es la primera vez también. ¿Nos vamos?
-          Sí.

                                                                      …


 Estamos en la puerta. ¿Y qué hacemos ahora? Voy a intentarlo.

[Le doy un beso]

-          ¿Sabe demasiado a hormiga?
-          Eres un cerdo.

Me voy a quedar con las ganas de “Wall-E”.