miércoles, 11 de julio de 2012

La siesta


Son las 16:30.

Estoy tumbado en la cama, medio dormido.
Para mí es, sin duda, uno de los mejores momentos del día.

Un golpe en el piso de arriba.
Me revuelvo un poco entre las sábanas.
Ya están los vecinos jodiéndome el momento.

Otro golpe. Y otro.
Ahora un grito. Pisadas.

Me levanto de la cama y echo mano de la escoba.
Empiezo a dar golpes en el techo con el palo, pero lo único que consigo es dejar tres feas marcas y doblar el extremo.

Me doy por vencido y empiezo a pensar.

"Hijos de puta... Todas las tardes igual. Necesito unos tapones para los oídos."

Meto la cabeza debajo de la almohada.
Siguen los gritos, los golpes y las pisadas.
Ahora no puedo dormir por el ruido y además me estoy asfixiando.

Me tumbo mirando hacia arriba.
Decido ir a hablar con los vecinos.
Subo las escaleras y me planto frente a la puerta.

"Me han jodido la siesta. Ya no voy a dormir."

Bajo las escaleras y entro en mi casa.
Caliento unas sobras de café.
Enciendo el ordenador.

Veo porno.
Me la casco.
Mientras me la casco llaman al timbre.

Empiezo a pensar que estoy dentro de un capítulo de Mr. Bean.
Mr. Bean no se la casca.