Para mí las clases de religión en el
colegio eran una novedad y me gustaban.
Todo lo que no fuera matemáticas era
un soplo de aire fresco en mi pequeña rutina, aunque también había
algo que me hacía sospechar.
Antes de que empezaran las clases de
religión, un grupo pequeño de niños metía sus libros en las
mochilas y se iba con otro profesor a otro lugar.
La profesora de religión parecía
saber mucho y tener las cosas bien claras.
Nos hablaba sobre la creación de la
Tierra y los animales. Dios lo hizo todo y se tomó su tiempo para
descansar el séptimo día. Era un tipo aplicado.
Yo no tenía dudas. Todas mis preguntas
tenían respuesta y podría vivir tranquilo el resto de mi vida y
dedicarme a las matemáticas o a cualquier otra cosa.
Un día (probablemente en el patio del
colegio) tuve mi primera discusión trascendental con mi amigo
Evaristo. Él era uno de esos niños que cogía sus cosas y se iba
para no escuchar las "verdades universales" de la profesora
Angustias.
- ¿Tú crees en Dios?
- No.
- ¿Entonces quién creó la Tierra
y los animales?
- La Tierra se creó por una masa
espacial o algo así.
- ¿Qué?
- Me lo han dicho mis padres.
¿La Tierra se había hecho a partir de
una masa espacial? ¿Pero qué cojones hacían los niños mientras yo
estaba con la señorita Angustias?
Al día siguiente, levanté la mano en
la clase.
- Dime, Antonio.
- La Tierra la creó Dios, ¿no?
- Claro.
- Pues un amigo me ha dicho que se
creó a partir de una masa espacial o algo así.
La profesora se puso un poco nerviosa y
yo lo noté perfectamente.
- ¿Cómo se llama tu amiguito?
- Evaristo Montaño
Pensé que la profesora respondería a
mi pregunta después de decirle yo el nombre de mi amigo. Era un
intercambio justo, pero no me dijo nada más. Había
sacrificado al pequeño Evaristo para nada.
La clase siguió como si
no hubiera pasado nada y yo la odié. Era una zorra mentirosa y yo
(un niño de 7 años) lo sabía.
Al salir del aula, vi que la profesora
había acorralado a Evaristo en el pasillo.
Le estaba diciendo que no volviera a
decir esas cosas a ninguno de sus alumnos y lo estaba haciendo de
malas maneras.
Un tiempo después, la conversación
volvió a repetirse. Pero esta vez me preguntaban a mí.
- ¿Crees en Dios?
- No.
"En el mundo de la ciencia se
escucha muchas veces a un científico decir 'Eso es un buen
razonamiento. Mi teoría estaba equivocada'. Sin embargo, no recuerdo
la última vez que un político o un religioso dijese lo mismo." Carl Sagan