Tras una larga persecución que ha durado 63 años
(desde que en 1949, el animador Chuck Jones creó al Coyote y al Correcaminos
para Warner Brothers), el Coyote ha conseguido atrapar a su presa por fin.
Para ello, sin embargo, ha tenido que sacrificarse y
demoler la entrada (y único punto de salida) de una cueva, usando una potente
carga de dinamita.
Cara a cara, por fin, comienzan a conversar:
Coyote: Ha llegado la
hora, Correcaminos. Una persecución de 63 años tiene que verse compensada de
alguna forma.
Correcaminos:
Eres un idiota. Ahora vamos a morir los dos encerrados en esta cueva.
Coyote: Pero a cambio
gano yo. Mi existencia ha pasado a cobrar todo su sentido, y tú pierdes.
Correcaminos:
¿Y qué sacas de todo esto? Ambos sabemos que no se trata de un simple capricho
culinario. ¿Se trata de algún tipo de fetiche sexual, Coyote?
Coyote: Ahora que lo
dices, estaré encantado de explicártelo.
Correcaminos:
Habla. ¡Bip, bip!
Coyote: Tengo que
reconocer que al principio sólo quería comerte, pero allá por 1960 las cosas
cambiaron.
Correcaminos:
¿De qué estás hablando?
Coyote: ¿Te acuerdas
de aquel día que me pediste prestados un par de dólares para tomarte un café y
un bollo entre bastidores?
Correcaminos:
Tienes que estar de broma.
Coyote: Pues de eso se
trata.
Correcaminos:
¿Y por esa razón tenemos que pudrirnos aquí? ¿Por dos malditos dólares?
Coyote: Menos de dos dólares han cambiado el curso de la historia, tío. Lo hablé con el
psicoanalista y me dijo que lo dejara estar. Esos idiotas siempre acaban
diciendo lo mismo…
Correcaminos:
Pues ahora mismo no llevo nada suelto.
Ambos suspiran y se quedan sentados en la cueva a
oscuras (sólo se ven sus ojos en la oscuridad).
El Correcaminos rompe el silencio tras un par de
horas.
Correcaminos:
Dicen que más al norte hay prados, hierba, flores… Mi primo me mandó una carta
desde el zoo en el que está currando ahora mismo y me lo contó.
Coyote: Siempre me han gustado
las flores.