domingo, 14 de noviembre de 2010

Ascensores

No tengo muchas ganas de escribir hoy. Pero tengo ganas de decirle al mundo (o a mis amigos, que son los que leen esto asiduamente) que estoy harto de los ascensores.

Lo que pasa por mi cabeza es propio de sociópatas, así que tampoco os pido una interpretación exhaustiva de los hechos. Son cosas que pienso y punto.


Lo cierto es que todas las mañanas prefiero subir 4 tramos de escaleras en mi facultad antes que (a hora punta) tener que encontrarme en los ascensores con gente que realmente odio encontrarme.


Eso va por los típicos compañeros del año pasado, con los que coincidía en un par de clases a la semana. Me los cruzo por la facultad y me abrazan, me torturan a base de palmaditas e incluso me abrasan con conversaciones estúpidas y sin sentido.


Va también por las típicas tías que conozco de mi ciudad y que ahora estudian en Sevilla también. Sé que no me soportan, y me importa una mierda que no me saluden. De hecho prefiero que no me saluden.


Seguro que alguna de vosotras está leyendo esto ahora mismo, así que os propongo que os pongaís de acuerdo en eso de saludarme. O me saludaís siempre, o no me saludaís nunca. Que no dependa del estado de ánimo de vuestro coño, porque me haceís un lío.
Cuando me cruzo con vosotras (y digo vosotras porque solo me ocurre con vosotras) no sé si vais a querer saludarme o vais a preferir escupirme en la cara. Y claro, yo como un imbécil empiezo a hacer gestos con la cara y a torcer el cuello para devolveros el gestito oportuno.
Que os follen.

Ya ha pasado que me he visto encerrado en el ascensor con el típico o la típica. Y hemos estado mirando al techo los dos pensando:
"Saludo o no saludo... ¿Debería hacerle un gestito con la cabeza?"

Pues no. A partir de ahora he decidido que prefiero vivir en la oscuridad. Alejado de los ascensores. Y si os veo por las escaleras...

Mierda, esto no tiene sentido.

Antonio Pérez

martes, 17 de agosto de 2010

Hola a todos

Últimamente me estoy dando cuenta de que tengo más seguidores de lo que parece.

También me doy cuenta de que mis vivencias "traumáticas y depresivas" suelen hacerle bastante gracia a los lectores.

Un amigo me dijo el otro día:
-¡Oye Antonio! No podía dejar de reírme con tu última entrada.
-Pues la escribí totalmente frustrado tío...

En fin, es un "trabajo" muy complaciente ver que os hacen gracia mis "aventuras", por llamarlo de alguna manera.

¡Un saludo a todos!

Antonio Pérez

miércoles, 11 de agosto de 2010

Perros e inteligencia

Nos empeñamos en hablar de la vida inteligente:

-"¿Habrá vida inteligente en otros planetas?"

Yo todavía no he visto vida inteligente en nuestro planeta, ya me dirán el motivo por el que hay que anticiparse a buscar algo fuera de aquí.

Hoy estaba durmiendo la siesta, y para variar, sonó el timbre. Para cuando abrí la puerta ya no había nadie. Al poco tiempo me dí cuenta de que todavía me daba vueltas en la cabeza una frasecilla del sueño que estaba teniendo:

-"Señor presidente, ese paquete de bolígrafos es mío"

Hablamos de vida inteligente, pero yo no veo la inteligencia por ningún lado. Estoy seguro de que alguien habrá que me venga diciendo que los sueños tienen un significado y que hay que descifrarlo. De hecho, una amiga mía tenía un libro para encontrarle el significado a las cosas que aparecían en los sueños.

Por ejemplo, si en tu sueño aparecía una serpiente, te ibas a la letra "s" de serpiente y te decía algo así como: "La serpiente es el símbolo de la lujuria, la pasión, el sexo"
La verdad es que es lo último que se me vendría a la cabeza cuando estoy cachondo. No voy a decir lo que se me viene a la cabeza porque tendría que poner lo del aviso de contenido adulto en el blog, y es un coñazo.

Hablan de vida inteligente, y cuando estoy soñando resulta que el presidente me roba un paquete de bolígrafos. Yo creo que una especie realmente inteligente tendría que estar haciendo algoritmos mientras se echa una cabezadita.

Si los humanos fuéramos inteligentes no existirían palabras como tonto, cazurro o tarugo. Ni siquiera existirían las conversaciones de besugos.
El otro día tuve una cita con una chica. Estuvo hablándome de su perro no recuerdo cuanto tiempo. Fué horrible.

- ¡Es muy inteligente! Mi hermana dice que incluso más que nuestro padre.

-¿En serio?

-Sí, la verdad es que si le pasara algo yo me moriría también.

-Sería un drama...

-Lo único malo es tener que levantarme temprano por la mañana para sacarlo.

-¡Vaya cosas! Oye, pues por lo menos no habla, como tú.

Antonio Pérez

lunes, 2 de agosto de 2010

Hormigas e impulsos


Estoy rodeado de personas que se empeñan en seguir un orden, una línea recta y sin desviaciones que les lleve hasta el final.


Todos los días tenemos que comer a una hora determinada, un número determinado de platos, con un número determinado de personas. Tenemos que dormir a una hora, levantarnos a otra, hacer los deberes, coger un taxi para no llegar tarde, atender a una explicación de 3 horas en la facultad.

Yo me pregunto: "¿Qué pasa si rompemos ese orden?"

¿Qué pasaría si le hiciera caso a uno solo de los constantes impulsos que me pasan por la cabeza en todo momento?
Seguramente dirían que soy un loco.
No puedo evitarlo, pero la verdad es que muchas veces estoy sentado en la mesa, comiendo con mi familia y pienso: "¿Qué pasaría si me levantara de la mesa y estampara un plato contra la pared?"
Nada bueno.
¿Qué pasaría si me levantara y le gritara a mi profesor de "Psicología Social" que es un imbécil y que no tiene ni puta idea de nada?
Nada bueno.

Mucha de la gente que me rodea me recuerda a una escena de la película "Bichos". La escena en la que a una hormiga le cae la hoja de un árbol justo en la mitad del camino que tiene que hacer para llevar el alimento al hormiguero.
Pudiendo rodear la hoja sin ningún tipo de problema, la hormiga afectada se pone a gritar y a temblar hasta que una hormiga especialista llega para ayudarle a rodear la hoja.

A mi parecer hay personas fuertemente arraigadas a un camino. Y el hecho de acostarse 10 minutos más tarde es para ellas un lujo innecesario que no se pueden permitir.

Hablan de orden, de disciplina, de ciencia, de salud... Siempre hay alguien que me está diciendo: "Hacer eso es poco saludable..."
¿Quién te ha dicho que hago las cosas porque sean saludables? De algo tengo que morirme, gilipollas.


Estoy rodeado de hormigas... Supongo que yo soy otra.


Antonio Pérez


miércoles, 28 de julio de 2010

Regla número 78

Creo que alguien debería plantearse seriamente lo de escribir un reglamento acerca de las relaciones sentimentales. Un libro que numere las reglas que harán que todo vaya como la seda. Seguro que al entrar en una librería lo veríamos en la zona de los best sellers: "Relaciones Sentimentales: Paso a paso"

Así, cuando tu pareja te diga un domingo que hay que ir a la casa de sus padres a comer (por ejemplo) puedes coger el libro y decir:

"Cariño, regla número 78, el domingo no se va a casa de tus padres a no ser que uno de ellos esté agonizando o que hagan el solomillo a la pimienta ese que tanto me gusta"

Todo esto viene a que hay cosas que sobrepasan mi lógica, la verdad.
Por ejemplo, a la hora de conocer a una persona, desde mi punto de vista, solo hay lo que puedes percibir. Es decir, conoces a una persona y no te la imaginas con el pelo rubio, los ojos verdes y la cartera llena de billetes si es calva, tuerta y no tiene un duro.

Pues yo creo que hay personas que confunden el hecho de buscar pareja con el de comprar una casa:

"La verdad es que con unos arreglitos por allí, le afeitamos la perilla por allá, le teñimos el pelo de este color y le cambiamos la forma de vestir... Hacemos que quiera estudiar derecho y ya tenemos al hombre de nuestra vida."

Ya me dirán la diferencia que hay entre eso y :

"Aquí lo que hay que hacer es reformar la cocina, poner este papel de pared y estos muebles, ampliar el cuarto de baño y ya tenemos la casa de nuestra vida."







Antonio Pérez

domingo, 18 de julio de 2010

"Tíos, yo me voy"

En serio, es muy divertido ver como nos exprimimos el cerebro para ver qué podemos hacer un sábado por la noche.

Los sábados suelo estar en mi casa por la mañana llamando por teléfono a este, al otro, al de más allá... Preocupadísimo porque "E" no coge el teléfono o porque "J" no se conecta al messenger.

Ayer llegamos a un acuerdo: "Tío, vamos a la casa de uno de nosotros para hacer tiempo hasta que salgan los demás."


Estamos en casa de "E", que suele ser la más céntrica, el cuartel general vamos. Nos pasamos la tarde jugando a la consola, mirando cosas en el ordenador, merendando, riéndonos... Y cuando llega la hora de salir, a eso de las 22:30 normalmente, me digo a mí mismo:
"Joder. ¿Salir para qué?"


He estado pasándomelo bien, sentado, cómodo y haciendo lo que me gusta, pero ahora tengo que salir porque tengo 19 años y estoy obligado a relacionarme con personas en la calle, tomarme una, dos, tres cervezas que no me van a sentar muy bien, andar de un lado para otro meándome a las 2 de la mañana sin saber exactamente a dónde ir, y cuando por fin nos sentamos en un sitio nos tenemos que levantar porque siempre hay alguien que quiere hacer otra cosa.


Y me dicen: "Sí, hoy vamos a tal sitio y verás como alguna cae"

Alguna cae... Lo único que me cayó ayer encima fue la cerveza de un tío que acababa de conocer, y lo peor es que no me acuerdo ni de su nombre.


"Tíos, yo me voy"

A tomar por culo, un sábado menos


Antonio Pérez

miércoles, 14 de julio de 2010

¡Por Dios!

Mi familia acaba de volver de Galicia. Mi hermano me ha regalado una botella muy graciosa de licor de no recuerdo qué y mis padres me han comprado una camiseta en la que pone: GALICIA (rodeada de todo tipo de monumentos caricaturizados)... Vaya, de esas que luego uso para dormir.

Pero lo que más me ha gustado ha sido una foto que acabo de ver en el ordenador tomada en la catedral de Santiago de Compostela.
Ahora resulta que para encender una vela en la iglesia hay que mandar un sms con "mivela santiago01" al 25000. No digo más.



Antonio Pérez

jueves, 8 de julio de 2010

Paradoja espacio-temporal

Hace un rato estaba picadísimo intentando conectar la xbox a internet a través de mi portátil.
Tras horas de frustración y de pruebas de tutoriales por un tubo, me habla mi ex por el msn y me dice que tiene que contarme algo realmente curioso:

-Resulta que mis padres me han regalado un viaje a París
y en el pack entra P. (su nuevo novio)... Y bueno, resulta que me estoy leyendo la guía que me regalaste de París y Versalles... A mí me ha hecho gracia

-Si, lo cierto es que tiene toda la gracia.

­­­­­-Sabía que la tenía...

-Sobre todo cuando te dije que la guía era para cuando fuéramos tú y yo juntos
por eso de que te hacía mucha ilusión ir a París.
­­­­­­­­­
-¿Ves? De eso no me acordaba.
También conservo el dinero que traje de Liverpool (que usaría para cuando volviéramos la próxima vez).

A tomar por culo la xbox

lunes, 10 de mayo de 2010

"Va por vosotros"

Pongámonos en situación...

Es sábado por la noche, y todo el mundo va al mismo sitio, en este caso estoy hablando del "botellódromo".
El botellódromo es un lugar mágico... No se qué cojones tiene, pero la gente que te cruzas allí siempre te va a parar para saludarte, aunque te conozca de dos días.
¡¿Qué más da hombre?! ¡Estamos de fiesta! Casi todos estamos borrachos, y nos llevamos bien.

Al día siguiente vamos andando por la calle y nos encontramos al tío ("X") que la noche del sábado te abrazó y estuvo hablándote como 15 minutos sin parar, sonriendo como el que más...
Y nos lo cruzamos a dos metros de distancia y le levantas una mano en plan: "¡Hey X!"
Y "X" te vuelve la cara como si no te conociera y sale corriendo.

Volviendo al "botellódromo", siempre está "el charlatán". "El charlatán" está tan aburrido que le da igual ponerle una pistola en la cabeza al primer medio-conocido que se pase por delante con tal de tirarse hablando de todo lo que pueda hasta que su grupo de amigos se mueva de un lado para otro. Cuando nos cruzamos con "el charlatán" sabemos que tenemos que disimular al máximo y mezclarnos entre la multitud al instante. Si nos pilla se acabó, porque no tenemos la habilidad suficiente para cortarle la conversación y despedirnos. A los 10 minutos ya estamos diciendo cosas como: "Ah... si... oye que yo... si... me... si, si... oye... bueno sigue, sigue...".

Lo más gracioso de todo es que preguntes a quien preguntes te dirá: "No no, yo el botellódromo lo odio. En serio, no voy nunca..."
También es mi caso, pero por razones superiores a la física siempre hay algo que nos hace volver.


Antonio Pérez

PD: Suelo firmar las entradas con mi nombre para que sepaís que estas mierdas las escribe un servidor

jueves, 15 de abril de 2010

Otro día

Pongo el despertador como siempre sobre las 7, me levanto como puedo, me meto en la ducha, me visto sin pensármelo mucho, desayuno un zumo de naranja y una tostada con mantequilla, me cepillo los dientes, cojo la carpeta con los apuntes y mi bolígrafo, espero el autobús, y cuando llega y empieza a subirse la gente me doy media vuelta, entro en mi casa, me desnudo, tiro la ropa, dejo la carpeta y el bolígrafo en el primer sitio que veo, pongo el móvil en silencio y me meto de nuevo en la cama, me levanto sobre las 17:00, paso de comer, enciendo el ordenador, lo apago, ceno cualquier mierda, vuelvo a encender el ordenador, son las 22:00, me veo otra peli, son las 23:40, pongo música, me tumbo en la cama, me quedo dormido...

Antonio Pérez